martes, 24 de abril de 2012

Una historia encontrada

Al igual que un cuento, una biografía es una “historia”. Este relato de carácter personal presenta diferentes puntos de vista dependiendo de múltiples condicionantes. Por ejemplo si decimos simplemente “había una vez…” nuestra imaginación rememora un sinfín de experiencias y sucesos particulares.

Mi historia, como todas y cada una de las historias conocidas o desconocidas puede ser contada por los labios de quien la recita, en este caso yo misma, o por otros labios. 

Es complicado hablar de nosotros mismos de forma objetiva. Intentado  ser objetiva, pienso que la idea más impersonal de mi persona es mi nombre. Me llamo Verónica, para los amigos Vero o Verito. Actualmente vivo en España donde uno de mis dos pies ha echado raíces. El otro sigue libre y no sé donde me quiere llevar, pero esto último forma parte de otra historia que aún no puedo contar…

Tengo algunos años, creo que tantos como para permitirme el lujo de haber conseguido transformarme en mariposa. Tal vez se pregunten: ¿cuánto tardan las orugas en convertirse en mariposa? Pues no lo sé. Para un entomólogo (insectólogo) y/ o experto en mariposas que dudo se llame “mariposologo”,  pienso que respondería  a esta cuestión que estará condicionado por la especie, lugar geográfico, etc., etc. Pero no quiero seguir este camino, ya que bastante tengo con intentar escribir esto.

Bueno volvamos a  lo de convertirse en mariposa. Hace unas pocas semanas y con una sonrisa en la cara me di cuenta que ya no era la misma. ¿Cómo?

Yo también me pregunté lo mismo ¿Cómo? Y me lo volví a preguntar… entonces recordé. 

Quiero contarles que me gusta mucho recordar es una práctica a veces fastidiosa porque los recuerdos enredados entre telas de araña no  siempre te ayudan a sonreír. A veces los sutiles tejidos de las fibras enlazan una serie de sucesos que solo te llevan a esconderte debajo de una cama o detrás de una puerta. Pero cuando la dicha es buena tintinean miles de campanas con los aromas dulces de tu vida. Entonces te alegras y sonríes. Esta vez yo sonreí.

Han pasado muchos años desde que deje mi país de nacimiento. Este otro dato también es importante ya que la mitad de mi persona aun tiene los referentes allí. Mi recuerdo tiene que ver con dos historias que pienso han sido determinantes en mi vida. Dos historias que describen el “Chile” que llevo en la sangre. Cuando digo Chile hablo del país, no de la salsa picante. No es lo mismo Chile que chile. Yo soy Chilena.

Volvamos a esas dos historias que me recuerdan al chile de mi sangre.  La primera es  nocturna y tiene que ver con la oscuridad de la noche. Se caracteriza por el silencio, la entrega, la nostalgia  y la espera. Es un cuento triste que nos invita a dormir: a dormir del dolor, la injusticia, el miedo y el  sufrimiento.  Este nostálgico recuerdo es una conocida canción de cuna… ahora te toca imaginar…

Como rememoranza oscura, nos impide crecer. Su más peligrosa característica es la educación en el miedo.  “El miedo”, pose una nobleza única: cuida de nosotros y de nuestra vida. Pero su protección es a veces tan extrema que nos asfixia y no nos deja vivir, entonces y sin darnos cuenta, nos transformamos en orugas que se van a dormir…

Es aquí donde viene el segundo recuerdo. Muchos años estamos dormidos esperando… hasta que un día nos despertamos del letargo y nos sentimos diferentes. En este momento notamos un cambio…. Hasta podemos ver las cosas desde otros puntos de vista. Es como si cambiásemos los ojos con las que vemos la vida. Y entonces entra la luz….

Esta añoranza se sustenta en una canción para niños que cuenta la metamorfosis entre una oruga y una mariposa. ¿No crees tú que en esta vida hemos sufrido múltiples metamorfosis y cambios que nos han transformado en seres totalmente diferentes? Algunos momentos fuimos y somos niños y pensamos que la fantasía y la realidad se funden solo a través del deseo. Otras veces somos responsables adultos que emitimos juicios y tenemos ideas claras y concisas tamizadas por nuestros valores. También somos sabios ancianos que sabemos… y sabemos…. Somos padres, amigos, maestros, hermanos, hijos, etc. Al fin y al cabo “somos”. 

Esta historia es luminosa y nos enseña a crecer. Ya no tenemos miedo y volamos suavemente sobre nuestras cabezas. Entonces podemos escribir y mostrar un nuevo cuento que empieza simplemente por la tan conocida frase: “Había una vez una mariposa….”

No hay comentarios: